Normalmente los audiovisuales nos sorprenden y nos dejan con la boca abierta debido a la belleza o espectacularidad de sus imágenes.
Pues bien, aquí os presento un caso en el que yo personalmente me he quedado con la boca abierta precisamente gracias a la ausencia de imágenes (o casi).
Se trata de la Declaración Universal de los Derechos Humanos… Estamos hablando de texto, texto y más texto; vaya rollo, pensaréis algunos… Pues creo que no hay mejor manera de presentarlos.
Que disfrutéis de vuestros derechos!!